28/11/15

TERESA ALBA SEMPERE



Ayer por la tarde disfrutaba de la siempre agradable compañía de mi amigo Pascual mientras me contaba la historia de su madre, Dña Teresa Alba Sempere ó Teresita la practicanta, como muchas la llamaban.
Siempre es un gusto hablar de aquellas personas que pasaron por la vida sembrando, que dejaron huella, que hicieron de su vida un servicio a los demás, y este es el caso de una mujer que en los años cincuenta del siglo pasado, ya casada y con dos hijos, dejó su Santa Pola natal y se fue a Barcelona para terminar una carrera que era su pasión.
Nacida en 1915 en una familia humilde, su padre era cartero y su madre peluquera, fue la tercera de cinco hermanos. Su madre peinaba a Margarita Bascuñana, matrona de Orihuela y casada con Antonio LLopez (hermano del Deán de la catedral de Barcelona). Teresita acompañaba muchas veces a su madre a la peluquería y así Margarita y ella se fueron encariñando de tal manera que al no tener ésta hijos decidió apadrinar a la niña, a la que su madre entregó diciendo textualmente “quédatela”.
El matrimonio Llopez Bascuñana crió a Teresita como a una hija dándole una buena educación. Margarita quería que la niña siguiese sus pasos y se hiciera matrona pero a ésta lo que realmente le gustaba era A.T.S. por lo que comenzó sus estudios por libre en Alicante e hizo dos cursos, también por libre, en Murcia.
Aparcó la carrera por la guerra civil y al acabar ésta se casó, en el año 1942 y después de tener dos hijos, terminó A.T.S. en Barcelona haciendo las prácticas en el Hospital Clínico y en el San Pau de la Ciudad Condal.(Hay que elogiar la postura de su marido que en aquello años en los que las mujeres tenían que tener consentimiento de sus maridos para todo, no dudo en ayudar a su mujer a realizar su sueño y que estuviera en Barcelona mientras la familia estaba aquí).
A partir del año 1951/1952 comienza a trabajar en el Instituto Social de la Marina (el Posit) y en la Seguridad Social, además de tener consulta particular en su casa. Tenía como compañeros a D. Juan Catalá y a D. Agustín Zaragoza (padre de los hermanos Zaragoza) y trabajó con D. Juan, D. Gabino, D. Emilio, D. Salvador y D. Eliseo (todo ellos médicos de Santa Pola en diferentes épocas).
Pascual destaca de ella que era una mujer “muy trabajadora” que acudía a cualquier hora a atender las llamadas de los vecinos en cualquier lugar de pueblo, que conocía perfectamente sus calles a base de patearlas en sus primeros años de profesión. Generosa y ante todo discreta, actuaba un poco como psicóloga con todas aquellas personas que le contaban sus problemas, pero que ella nunca transmitía, ni siquiera a los suyos.
Mujer culta, tocaba el piano, recitaba y recordaba multitud de poesías, hizo teatro, zarzuela, cantaba El Motete, la Salve a la Virgen del Carmen y sabía un poco de francés. Fue muy recta en cuanto a la educación de sus hijos educándoles en el esfuerzo, cosa que ellos agradecen.
Después de 30 años de trabajo se jubiló y entonces hizo la vida social que antes no había podido: pasear, ir a la zarzuela al Principal de Alicante con sus amigas de toda la vida entre las que se encontraban Encarnita Alonso, Teresa Pastor, Angelita Montiel y su muy querida María Escolano. Leer era una de sus grandes pasiones, sobre todo poesía, su libro de cabecera “Las mil mejores poesías de la lengua castellana” que solía recitar.
En el año 2002 el Ayuntamiento de Santa Pola reconoció su labor nombrándola Mujer del Año.
Moría en el año 2005 a los 89 años a punto de cumplir los 90.

1 comentario:

  1. Gracias por publicar todo esto sobre ella. Bien cierto era que estaba siempre disponible para todo el mundo a la hora que fuera, día o noche.

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